SIEMRE
ES PRIMAVERA, JULIÁN SERRANO
Llega un momento en la
vida en el que uno tiene la experiencia suficiente como para poder
mirar hacia atrás, tratar de recomponer una serie de vivencias y
trazar una proyección vital personal. También en ese momento se
tiene un tiempo que merecidamente se ha ganado y que es el
protagonista de esa nueva etapa que se empieza cuando las
obligaciones diarias dan paso a otra obligación: la de explicarse,
sino la vida, al menos, a uno mismo.
Ese es el momento que
vive ahora nuestro compañero Julián Serrano Jiménez y uno de sus
primeros frutos -pues no creo que vaya a ser el único en este
ámbito- es el libro Siempre es primavera que ha presentado
este año con prólogo de otro anterior compañero nuestro, Miguel
Ángel Torrico Galán, con ilustraciones de Benito Castro Martínez y
editado por el autor y los Ayuntamientos de Villanueva de Córdoba,
Pozoblanco, Pedroche y Conquista.
Si hay un tema presente
en el conjunto de la obra es el que el autor define como “milagro
humano”, ese que es tan enigmático y escurridizo como complejo,
ese sobre el que nadie posee la verdad, pues, como explica el autor
en el prólogo, sus “premisas están hechas con sentimientos”, y
que es ese “Tú” enigmático que nos presenta Julián como guía,
calma, un anhelo y, tal vez, mero sueño.
Un recorrido por el
libro nos lleva al dolor del sujeto lírico ante los que provocan el
llanto de las mujeres en el poema “Perdido” y nos previene de la
falta de honor de esa acción; o a la alegría que produce el amor,
que queda reflejada con una fantástica simplicidad en el poema
“Burbujas”, donde el autor consigue con una repetición
fundamentada en la anáfora trasmitir de forma muy
plástica ese sentimiento.
Asimismo, la relación
entre la mujer y la naturaleza la podemos ver en poemas como “Mirando
el agua”, donde ese agua transparente que abre fríos guijarros y
va a su antojo diseñando el paisaje y dejando su huella
irremediablemente irregular, inconstante, trágicamente destinada a
morir en el mar... bien podría ser una mujer.
Y así uno a uno
podríamos comentar cada uno de los poemas que componen el libro o de
las reflexiones en prosa que se suceden tras estos, pero no es el
momento ni sería justo hacerlo ahora, pues ya Julián nos ha
prometido que en las próximas Jornadas Culturales vamos a hacer un
acto literario en nuestro centro en el que tendremos la ocasión de
comentar su libro y conectarlo con otros autores y tendencias.
Mientras tanto,
confórmense con esta muestra y háganse con un ejemplar para
adentrarse en el Universo de Julián, donde no les faltará
amor, naturaleza y pensamiento en una poética sencilla, sonora y
cercana a lo popular en muchos de sus recursos, como también, en
otros casos, a la desnudez de la poesía pura, y trascendente, en la
que la anécdota establece una proyección mayor en la que nos
reconocemos como lectores y en la que se nos trasladan los enigmas
más sencillos y más difíciles de la vida.
“Mirando el agua”
Transparente naces del
frío monte,
en quiebros, cuajando
borbotones,
borbotones en quiebros,
altos y bajos
mientras abres con tus
manos
los blancos y fríos
guijarros.
¡Ah, sí!
Agua que el monte sube,
monte que el agua baja,
agua que sube y baja
riendo a carcajadas.
¡Ah, sí!
Quejido, álamo, fresno,
pino,
que alimenta con su risa,
cabalgando entre muecas de
espuma,
llenas de transparente
frío.
¡Ah, sí!
Agua saltando que llora,
viendo al bosque de
encinares.
Vas corriendo entre
juncales
que salpican el matorral
de retama,
de romero, tomillo y jara.
¡Ah, sí!
Avena loca, grama, trébol
salvaje,
que guías con débil
fuerza
la mansa agua por el prado
llano.
¡Ah, sí!
Irregular es tu cuna, agua
que subes y bajas,
hasta llegar al mar
perdida.
María Rey Carmona,
Profesora de Lengua
Castellana y Literatura
No hay comentarios:
Publicar un comentario