Hace seis años
compartimos, vosotros y yo, un inicio, el 15 de septiembre de 2006,
entrabais por primera vez en este centro, erais unos renacuajos
inquietos y curiosos que buscaban su clase de 1º de la ESO, esa
fecha fue mi primer día como profesor en este instituto.
Empezábamos, vosotros y yo, un camino que nos ha conducido a esta
noche, a esta merecida celebración de vuestro esfuerzo. Pero el
camino se separa, se bifurca, como me dijo Claudia la semana pasada,
ya no os daré más clase de Historia, ya no os corregiré exámenes.
Vuestro destino es más elevado, os marcháis a la ciudad, a esa
fábrica de sueños que son las universidades. Para vosotros supondrá
un reto, una prueba de madurez, ya no viviréis en casa con papá y
mamá, compartiréis piso y tareas domésticas con compañeros,
conoceréis nuevos amigos y perderéis alguno en el camino.
Aprovechad los próximos años, devoradlos.
Cuando me senté delante
del ordenador para redactar este discurso me venían a la mente
vuestras caras, vuestros nombres, vuestros gestos y la gratitud
enorme con la que siempre me habéis obsequiado. Haber sido vuestro
profesor ha sido un lujo, con muchos de vosotros he estado 3 años.
Cómo no recordar esa
clase de 3º B, canalla, esa jungla salvaje ante la que cualquier
ejército huiría despavorido, qué difícil me resulta ahora
comprobar cuánto habéis crecido. Pero si iba a la clase de 3º C la
batalla no era más fácil, Juan Andrés Coleto y Fernando mantenían
una lucha sin cuartel contra Juan José Repullo. ¡Tiza va, tiza
viene! Eso sí, a pesar del combate, mi llegada era siempre bien
recibida, tanto que por primera vez me explicaba clase de Geografía
a mí mismo.
Me explico, qué quiero
decir con que me explicaba clase a mí mismo. Los alumnos que están
aquí ahora y que van a recibir su premio, hicieron hace cuatro años
una caricatura mía, en un folio, en dicha caricatura aparecía yo
explicándoles a ellos, los nombres de las Islas Canarias y se
mantuvo en el panel de corcho de la pared durante todo el curso, como
símbolo de un vínculo que desde ese día me enlazaba con este
grupo.
En 4º de ESO compartí
el curso con unos pocos y no sería hasta 1º de Bachillerato, cuando
otra vez nos embarcábamos en una aventura, todos juntos, surcando
los mares. Mi querida Isabel Buenestado nos tenía preparado un
acontecimiento cósmico: en el crucero vimos ciudades increíbles,
comimos, bailamos, nos disfrazamos y sobre todo nos reímos. No
olvidaré los gritos de júbilo en el puerto de Valencia cuando
visteis el barco por primera vez, tampoco olvidaré a Miguel Ángel
Blanco en un pasillo del crucero acompañado de todos nosotros,
esperando que se abriera la puerta de un camarote, que no se abrió…
O a Josefina con un chaleco salvavidas naranja, dando indicaciones de
evacuación a todos los pasajeros. Otra vez Claudia, como reportera
en la cena informando puntualmente de todos los cotilleos. O Juan
Antonio Díaz y Javi Pozuelo bailando y saltando en la pista desde el
primer día hasta el último.
Este año, el viaje ha
sido dentro del instituto, preparar el acto final de la semana
cultural. Sabéis que lleva tiempo, trabajo, ensayos, prisas y mucha,
mucha satisfacción. Como siempre, estuvisteis a la altura y vuestros
profesores os los recompensaron con creces. Mª Cruz, Eduardo, José
Luis o Isabel fueron uno más, entre vosotros, bailaron, concursaron
y se disfrazaron. Son parte básica de la promoción 2006-2012. Y
desde esta tribuna quiero agradecer el trabajo y la labor incesante
de unos compañeros con los que comparto trabajo y alumnos. Gracias a
excelentes profesores como Miguel Ángel Torrico, Mª Cruz Castro,
Enrique Arauzo, Marta del Rey, José Luis Pérez, Elena Rubio, David
Hernández, Isabel Buenestado o Belén Chica, Valdivia o Petra, por
nombrar algunos, los que siento más cercanos a mí.
A partir de mañana
cuando entre en una clase no tendré la mirada atenta de Isabel
Villarreal, de Rosa, de Juan Andrés, de Nicolás, de Darío o de
Azahara, de Ana Cristina y de Yolanda. Una mirada que siempre,
siempre llevaba una sonrisa, un comentario amable. No podré
contestar las preguntas inteligentes de Juan Pedro, de Sonia o de
Juan José Repullo, o cómo no, las preguntas absurdas de Javi
Pozuelo… los comentarios maduros de Juan José Jiménez, las
preguntas de África, como ¿Esto entra en el examen, Nacho?, la
mirada astuta de Miguel A. Cachinero; la paciencia de Felicidad con
el pesado de Iván o la puntualidad estricta de Elena Calero…
No, ya no estaréis
delante de mí en clase, ya no me protegeréis en mis batallitas con
los bandoleros de la Guerra de la Independencia matando franceses. No
espiaréis a través de la mirilla de una puerta la alocada vida
amorosa de los reyes de España, ya no juraréis constituciones, no
hundiréis barcos americanos en la isla de Cuba (Antonio Castro
hubiera vibrado), ni traficaréis con tomates y lechugas en la
posguerra, no ocultaréis a pistoleros en la Barcelona de la Semana
Trágica. Eso sí, siempre despediremos con profunda tristeza al
presidente Azaña desde los Pirineos en la frontera con Francia.
Mis últimas palabras son
de esperanza, de que la vida nos dé una segunda oportunidad, de que
el futuro no sea un sendero que se diluye y nos separa poco a poco.
Espero que siempre me sintáis como vuestro profesor, no sé si uno
más, pero sí al menos, el que todos y cada uno de los días que
estuvo con vosotros, intentó que aprender fuera lo más divertido
posible, lo más apasionante. Ser maestro es un privilegio y tener
alumnos que te escuchen, te sigan y te quieran, el regalo más grande
que me ha dado este centro.
Ya lo sabéis, os quiero.
Ignacio Galán Gómez,
Profesor de Historia
Buenas
noches, compañeros, profesores, familiares, amigos. Antes de nada,
quiero dar la enhorabuena a mis compañeros de 2º de bachillerato
por haber llegado hasta aquí. Subirse hoy a este escenario y tomar
la perspectiva de estos seis años no es una tarea fácil, pues cada
uno de nosotros guardamos el recuerdo de unas vivencias y
experiencias demasiado individuales.
Comenzaré
volviendo la vista atrás a aquel 15 de septiembre de 2006, en el que
la mayoría de nosotros llegamos a este S.U.M. de la mano del que fue
director de este centro, Manuel Herrerías. Así comenzó una nueva
rutina en la que había más exámenes, en la que comenzamos a
necesitar más horas de estudio cada vez, en la que muchos de
nosotros, –estoy seguro-, tuvimos nuestro primer suspenso.
Pasaban
los años, conocíamos a nuevos compañeros, hacíamos nuevos amigos,
y algunos encontraron a su primer novio o novia. Y entretanto,
avanzábamos en esta aventura académica.
Llegó
4º de E.S.O., ya habíamos decidido qué camino tomaríamos en los
años siguientes, si bien Ciencias o bien Letras, y comenzamos a
soñar con ese tan esperado viaje de fin de curso que en un año
viviríamos.
Comenzó
1º de Bachillerato, vendimos los primeros dulces, las primeras
sudaderas, decidimos irnos de crucero por Italia, actuamos por
Navidad, Carnaval… hicimos un sinfín de actividades para recaudar
dinero. Finalmente, llegó aquel día tan esperado y, así, el 1 de
mayo de 2011 partimos rumbo a Valencia, donde embarcaríamos en el
Ocean Pearl, que nos llevaría por ciudades como Barcelona, Florencia
o Roma. Comenzaron los días a bordo y a su vez las horas a pasar
como segundos. No teníamos tiempo de hacer todo lo que queríamos:
dormir y salir de fiesta. Es verdad eso de que cuando disfrutas con
algo, más rápido se pasa el tiempo. Y así llegó el final de
nuestra semana en la mar. Nos sentíamos derrotados por el cansancio,
pero felices de haber vivido una experiencia que muchos calificamos
como una de las mejores aún vividas.
Terminó
el curso, y el final del verano trajo el comienzo del que sería el
año más duro para todos nosotros. El primer trimestre pasó sin un
gran esfuerzo, a pesar de las advertencias de Petra sobre que este
año no habría fines de semana ni puentes hasta junio. A partir de
enero, todo comenzó a hacerse más cuesta arriba; eran muchas las
horas de estudio y de trabajo que se avecinaban. Pero también
comenzó la preparación del Espectáculo Final, con el que todos
disfrutamos tanto y volvimos a compartir otra experiencia.
Llegaron
las vacaciones de Semana Santa y el tiempo comenzó a correr en
nuestra contra: los exámenes comenzaban a acumularse, y los primeros
síntomas de decepción, agobio y frustración nacían en nosotros.
Hoy,
esta noche, ha pasado todo, estamos aquí, felices ante todo, y
venimos dispuestos a disfrutar de la noche. Hemos acabado esta
primera prueba que nos llevará a cada uno a estar más cerca de lo
que pretendemos de nosotros mismos. Hemos necesitado seis años pero
lo hemos conseguido, ayudados por el apoyo y la ayuda de nuestros
padres y profesores, y por nuestro propio esfuerzo. Hemos trabajado
duro y, por ello, esta noche que vamos a vivir será nuestra
recompensa.
Quiero
dar las gracias a todos mis compañeros de 2º de bachillerato y de
cursos anteriores y que hoy no se encuentran en este salón por
compartir todo tipo de anécdotas y de momentos tanto malos como
buenos, a mis amigos que han venido a verme, a los profesores por
intentar sacar lo máximo de nosotros y enseñarnos cultura, y, sobre
todo, a mi familia por intentar hacer de mí una persona. A todos
vosotros, ¡GRACIAS!
Es
un gran recuerdo el que me llevo, -y estoy seguro de que vosotros
también-, de este período en el que he podido conocer a tantas
personas y compartir tanto con ellas. Echaré de menos esta rutina
pero es el momento de enfrentarnos a esa calle que tan negra nos han
pintado siempre los profesores. Os deseo a todos todo lo mejor en el
futuro, que podáis hacer con vuestra vida siempre lo que queráis y
podáis decidir sobre ella, y, sobre todo, que seáis felices. Cuando
acabe esta noche, habremos vuelto a compartir otra experiencia, que
junto a todas las demás guardaremos en nuestras mentes y corazones
por siempre.
Quiero
concluir recordando una frase del filósofo Herbert Spencer:
“El
objeto de la educación es formar seres aptos para gobernarse a sí
mismos, y no para ser gobernados por los demás.”
Buenas
noches y muchas gracias.
Iván
Silva
Buenas noches
queridos padres, profesores y amigos, ante todo quisiera felicitar a
todos mis compañeros que estamos hoy aquí presentes porque a través
de todos estos años de esfuerzos y sacrificios ha llegado el momento
de ver una de nuestras metas más importantes alcanzada.
Hasta aquí
hemos venido caminando todos juntos, nos esperan multitud de senderos
que caminar, y a cada uno de nosotros nos tocará elegir. Me cuesta
aceptar que hayamos estado unidos estos 6 años y ahora nos tengamos
que separar, es por eso lo emotivo de este momento, es por eso la
mezcla de sentimientos que quizá sintamos ahora, pues esta
graduación también implica una despedida y me duele pensar que
quizá muchos de nosotros no volvamos a vernos.
No nos
marcharemos con dolor y tristeza sino que nos marcharemos con el
grato recuerdo de haber disfrutado durante estos años, de haber
reído, de haber llorado y de habernos conocido. Recuerdo que hace 6
años estábamos entrando a nuestro primer día de clase en esta
misma sala con esa expectativa de cómo sería afrontar esta nueva
etapa y la incertidumbre de cómo serían nuestros nuevos compañeros,
esos que nos han ayudado a levantarnos y nos han dado ánimo para
seguir adelante a pesar de los problemas. Hemos pasado de ser
conocidos a grandes amigos, un grupo de amigos en el que si a alguna
persona le pasaba algo todos los demás daban todo lo que en su mano
estuviera para poder ayudar. Pero hoy tomamos diferentes direcciones
en la vida y ahora cada uno va tomar un camino y el camino que antes
recorríamos juntos ahora lo hacemos por separado. Nuestras vidas se
van a separar de manera que diariamente no estaremos juntos. Todos
hemos sido conscientes de que este es el último año juntos, de que
serán las últimas risas entre nosotros y los últimos abrazos y
lágrimas que quedarán para siempre en nosotros. Recordaremos
momentos como las cenas de fin de curso, el acto final de la semana
cultural, y cómo no, nuestro crucero por Italia, gracias a Nacho,
Isabel y Eduardo por haber compartido con nosotros aquella
experiencia tan increíble.
Atrás quedan
muchos recuerdos que nos acompañarán por el resto de nuestra vida.
Al recordarlos podemos notar cuánto hemos cambiado en estos años y
cuánto hemos aprendido de como todo lo vivido aquí ha contribuido a
hacernos no solo buenos estudiantes sino también mejores personas.
Cuando
embarcamos en esta carrera, no lo hicimos solos, también
embarcasteis vosotros queridos padres, verdaderos sufrientes directos
durante todos estos años, porque junto a nosotros habéis pasado
duros momentos de preocupación, agobios y nervios. Estamos aquí
gracias a vuestro apoyo incondicional, a vuestras palabras de ánimo
en los buenos momentos, a vuestras palabras de consuelo en los malos.
Agradeceros la
enorme paciencia que habéis tenido con nosotros y por darnos siempre
un poco más de lo que os pedimos, por forjar en nosotros valores y
principios que nos han ayudado a ser lo que somos como personas. Por
último agradecer a nuestros profesores su paciencia, que no ha sido
poca, su dedicación y contribución a nuestra formación académica,
intelectual y personal. Podríamos decir mucho de todos ellos, al
igual que de todos los profesores con los que hemos tenido el placer
de compartir clase durante estos 6 años, pero estoy segura de que
siempre nos dejaríamos a alguien.
Ellos han dado
lo mejor de sí mismos y nos lo han entregado a nosotros. Hoy se lo
agradecemos de esta forma: graduándonos. Es nuestra manera de
decirles que su esfuerzo y sus ganas han merecido la pena y que
nosotros somos el producto de su esfuerzo.
Abreviando y
dirigiéndome ahora a todos ellos, solo quiero deciros lo siguiente:
gracias a todos, ya no solo por los conocimientos que nos habéis
transmitido sino por vuestra calidad humana. Hay una frase que resume
toda esta marea de sentimientos, es de Benjamín Franklin y dice:
“DIME Y LO
OLVIDO, ENSÉÑAME Y LO RECUERDO, INVOLÚCRAME Y LO APRENDO”.
Finalmente,
invito a reflexionar a todos los que hoy nos graduamos, sobre el gran
reto que vamos a afrontar. No olvidemos que terminar el instituto es
un paso importante pero es solo el logro del primer peldaño.
Por último solo me resta felicitar a cada uno de mis compañeros por haber
llegado a la meta. Lo conseguimos: hoy nos graduamos.
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