miércoles, 15 de mayo de 2013

Comida de navidad


También la Comida de Navidad tuvo este año un componente de despedida. En ella, celebramos la jubilación de una gran compañera, nuestra conserje María José. Pocas personas hay tan comprometidas con su trabajo y tan generosas con su tiempo, pues todos recordaremos cómo nos mimaba a cada uno de nosotros y cómo se extralimitaba en sus funciones, regando las flores, apañando el jardín, lavando y planchando en su casa las enagüillas de la mesa-camilla o las del salón de actos, etc. Pero no penséis, queridos lectores, que ya hablamos en pasado, no, pues las enagüillas del salón de actos ya están listas para el acto de graduación este año, hace unos días las trajo María José debidamente lavadas y planchadas… Del mismo modo, no ha abandonado sus macetas -a las que visita, por regla general, los viernes-, ni algunas costumbres entrañables como repartir pipas o golosinas entre el personal. Sabemos que no puede olvidarse del lugar en el que ha sido tan feliz… Tampoco La Jara la olvida. Y los que tuvimos la suerte de trabajar con ella y conocerla siempre la llevaremos con nosotros, pues, como dice en su escrito, la huella que dejan ciertas personas es mucho mayor de lo que podemos imaginar.
Muchas gracias, María José, por todo, te deseamos que seas muy feliz en tu nueva etapa.
Nos quedamos con las palabras que nos regalaste aquel día tan especial.

                              

                                  LAS PALABRAS DE MARÍA JOSÉ


Después de estar trabajando algunos años en el IES La Jara, te llega el momento en el que tienes que decir adiós, casi cuando no pensaba s que estas cosas te iban a ocurrir, que esto solo les sucede a los demás. Pero lo cierto es que todo llega y, aunque se dice que no pasan años sino que pasan cosas, la realidad es que hoy estamos todos aquí, porque han pasado años y cosas.
Y llegado este punto, es preciso darse cuenta de lo curiosa que es la vida. Una serie de personas desconocidas entre sí, con diferentes orígenes, diferentes edades, diferentes aspiraciones y diferentes experiencias coinciden en un instituto, conviven, colaboran, se reúnen, dialogan y, con ello, se influencian recíprocamente de modo permanente. Ninguna de nuestras vidas es ahora la misma que era antes de entrar en el instituto. Y ello no se debe a los papeles o las normas de trabajo, sino, exclusivamente, a las personas.
Todos somos maestros y todos discípulos – y ¡otros somos conserjes!-, esa es la grandeza de la vida, que al margen del puesto que representamos, es decir, al margen del puesto que ocupemos, estamos influyendo en los demás positiva o negativamente. De ahí la responsabilidad de los directivos, cuyos pensamientos, palabras y obras influyen para bien en más personas.
Yo tengo la enorme satisfacción de haber recibido de todos vosotros una influencia positiva. A vuestro lado he aprendido mucho, mucho más de lo que yo puedo imaginar.
Quiere esto decir que esté donde esté y de modo seguro e inevitable llevaré siempre conmigo, formando parte de mí, algo de cada uno de vosotros. Será una palabra, una frase, una idea, una sonrisa, una imagen, una voz… No sé lo que será pero sí sé que todos vosotros, sin excepción, formáis ya parte de mi vida, como sé que yo también formo parte de la vuestra, ¡ y espero que sea para bien!
Gracias, pues, por lo que me habéis enseñado, por vuestra colaboración y por vuestra amistad. Gracias por el día de hoy, por tantísimos ratos buenos como he pasado en este centro, con profesores, alumnos y compañeros. Gracias de corazón, un abrazo y … hasta siempre.
María José Ocón Cachinero




 







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