Buenas
tardes, alumnos, familiares, amigos, Sra. Directora y compañeros.
Es
la segunda vez que me subo a este escenario para despedir a una
promoción de ESPA, aunque es ya la cuarta que pasa por nuestro
centro, y eso que parece que fue ayer cuando nos alegrábamos de la
importante noticia. Y es un placer inmenso y un gran honor estar aquí
hoy con vosotros para compartir esta noche, tan merecida.
En
primer lugar, quiero daros las gracias, las gracias por haber
aguantado hasta el final y conseguir con ello que todos podamos
disfrutar de este momento, que es, sencillamente, emocionante. Y así
lo siento porque comparto con vosotros el espíritu de superación
que habéis demostrado.
Primero,
porque tuvisteis la inquietud (algunos motivada por el trabajo, otros
por seguir estudiando o otros quizá por acabar lo que un día no
pudo ser) y eso es lo más importante, porque, como decía Woody
Allen, “la vida simplemente es aquello que pasa mientras hacemos
planes”…) yo siempre digo, cuando me caigo, que, al menos, tenía
un plan y que por cada uno de ellos merece la pena caerse una y mil
veces.
Después,
porque superasteis las barreras sociales, aquellas que escuchamos en
algunas personas conformistas sobre las obligaciones que tenemos como
padres o parejas o domésticas, entre otras, y que no dejan tiempo a
estas cosas de los estudios o lo que es lo mismo a nuestro espacio
personal, el que nos hace soñar y crecer; yo misma he experimentado
estas barreras y yo misma he caído en esa trampa, pero siempre hay
alguien, a veces es una persona viva de esas que escasean, a veces es
una muerta, de esas que andan por los libros, o a veces es tu propia
conciencia cuando te ves reflejada en alguien. Vosotros formáis
parte de ese espejo en el que me he mirado, ya con el consuelo y el
aliento que da la complicidad, comprometida con mis planes, con lo
que un día quisimos para nosotros.
Y,
finalmente, habéis puesto el esfuerzo y el sacrificio para llegar al
final –o casi al final-, soportando, y soportándonos, muchos días
de trabajo, por eso, yo estoy convencida de que este también ha sido
un buen año, y aunque parezca que nos hemos quedado muy pocos, no es
verdad, porque yo hoy veo aquí sentados -salvo escasas excepciones-
a los alumnos que quisieron de verdad empezar un 15 de septiembre.
En
aquella primera sesión de bienvenida en este mismo SUM, y muchas
otras veces después, he tratado de dejar claro que esto era una
enseñanza reglada y formal y eso implicaba un compromiso serio por
nuestra parte y por la vuestra.
El
compromiso de los que hoy estáis aquí es patente, espero también
que el compromiso por la nuestra también haya sido una realidad para
vosotros, pues os puedo asegurar que ha sido grande, y no hablo solo
por mí, sino, sobre todo, por los fabulosos compañeros que he
tenido este año. Creo que nunca una jefa de estudios tuvo tanta
suerte, y me cuesta emplear la palabra “jefa” porque se presenta
extraña en este contexto, pues no me han dejado serlo en ningún
momento: su rigurosidad en el trabajo no me ha permitido ningún
resquicio a la más mínima supervisión, su constancia e implicación
han sido extraordinarias y hasta su salud, que de no ser por un
aciago accidente, no me deja ni poner un triste día de falta de
ausencia; ellos han hecho que mi cargo, lejos del insomnio, sea un
camino de rosas; muchas gracias, compañeros.
Os
puedo contar que en los cambios de clase y en muchas horas virtuales,
siempre hemos tenido vuestros nombres en la boca: “si faltabais a
una asignatura”, “ si habíais enviado la tarea”, “si os
había pasado algo”, “si os veíamos desconectados”, “si os
faltaban unas décimas para el 3,5”… y los consecuentes: “si
les hago un resumen”, “si les subo más ejercicios”, “si les
hago un documento de repaso para el examen”, “si les pongo las
mismas preguntas en el mismo”, “si habré puesto la tarea muy
difícil o muy fácil o muy larga o muy corta o con plantilla o sin
plantilla”, si, en definitiva, qué puedo hacer para que sigan bien
las clases y no se vengan abajo.
Hablando ya por mí,
pues de la de mis compañeros no me cabe duda, no sé si mi calidad
habrá estado a la altura de mi intención, pues el esfuerzo físico
y mental que requiere el nocturno también lo ha sido para mí, y hay
días en los que, como decía el poeta, sucede que me canso de ser
hombre, pero espero que, a pesar de haberos llevado con la lengua
fuera, a pesar de todo lo que solo podía quedar en el aire porque no
había tiempo y a pesar de mi seriedad, la lengua y la literatura os
haya dejado un espacio de buenos recuerdos y espero que, cuando
defendáis vuestras opiniones, os acordéis del texto argumentativo,
que cuando se os presenten nuevos héroes -que pocas veces serán
magníficos científicos o grandes humanistas- os acordéis de los
valores de nuestros viejos héroes nacionales, que cuando, remando
con fuerza y con maña, lleguéis a buen puerto, os acordéis de
Lázaro de Tormes y, por supuesto, que cuando os veáis perfilando
las tildes de un escrito, os acordéis de nuestras clases y de la
pesadilla y la pesada de la ortografía.
Por mi parte, os puedo
decir que nunca olvidaré a esta primera promoción semipresencial
con la que tuve esta nueva experiencia de enseñanza-aprendizaje,
totalmente distinta a lo que hasta ahora conocía, un práctica
docente que creo que es el futuro y que, como futuro, tenemos que
aceptar, aunque eso implique una distancia que no siempre supera la
vía virtual.
Tengo que decir, en este
sentido, que a los alumnos que habéis estado más conectados sois a
los que más hemos podido conocer, comprender y ayudar, y tengo que
hacer una especial mención a Emilio (que ha recuperado su nombre
original, pues el pobre no ha conseguido que le llamemos Melly), de
quien no he podido contar los mensajes, con canciones,
presentaciones, dudas y recursos varios que he tenido el placer de
recibir.
Sabéis que me hubiera
gustado que el contacto en este sentido hubiese sido mayor, he
insistido en ello, pero comprendo también que el día a día de
muchos de vosotros no deja demasiado tiempo para satisfacer las
posibilidades de cada una de nuestras materias y, bien es verdad, que
cuando lo habéis necesitado habéis usado esta gran herramienta.
Además, os recordaré
también porque es posible que esta sea mi última promoción en el
nocturno, pues, tras cuatro años en él, tres como jefa de estudios,
mis planes y mis obligaciones –ambas a la vez- me están pidiendo
un cambio que me resisto a escuchar, pues, a las barreras antes
aludidas, se le suma la difícil decisión de tener que dejar un
equipo directivo en el que me siento profesional y personalmente muy
gratificada.
Y no menos me cuesta
también pensar que dejaría atrás los problemas de un alumnado
adulto, la complicidad de saber lo que es la vida, la emoción de
cuando una persona llega a preguntar por el nocturno, el trabajo
solitario y sosegado de las jefaturas, el frío cerrando esta casa y
tantas otras cosas especiales que esta enseñanza encierra.
Por eso, aunque solo sea
por lo caminado y la andanza no se quede aquí, quiero dar las
gracias:
A Petra, por confiar en
mí para el cargo y darme la oportunidad de conocer este mundo, por
ser un apoyo en muchos momentos de debilidad y por la generosidad y
el compañerismo con el que ha sabido comprenderme.
En segundo lugar, a mis
compañeros Tomás, Ana y Encarni, por todo lo que las palabras no
pueden decir de ellos y en especial a Tomás, por lo que espero
poderle agradecer.
A Gabriel y Eli, los
tutores de las Tutoría de Apoyo al Estudio, que aunque no han podido
estar aquí esta noche, también han compartido con nosotros esta
aventura de la semipresencial.
A nuestras conserjes,
que he visto cómo se han preocupado por cada uno de vosotros.
A mis alumnos del nivel
I, que han sido verdaderamente entrañables y que me han hecho
disfrutar cada día, y a quienes aprovecho para dar públicamente la
enhorabuena por el trabajo realizado y ánimo para continuar hasta el
final y conseguir lo que esta noche celebramos.
Y, muy especialmente, a
los verdaderos protagonista de esta noche, mis alumnos del nivel II,
a quienes empecé dando las gracias y a quienes termino agradeciendo
la voluntad, el esfuerzo, la paciencia, la comprensión y complicidad
de haber estado durante este año en el mismo barco, que no ha sido
un barco cualquiera, sino un velero bergantín, un temido bajel
pirata, pues con sus diez cañones por banda ha derrotado a no pocos
fantasmas y días de cansancio y que ha conseguido, no solo cortar el
mar, sino volar, volar con la libertad de quien sabe que ha
conseguido por sí mismo un sueño más.
Gracias por escucharme
una vez más en este registro formal del que me cuesta escapar, pero
cercano, pues en mí siempre tendréis un apoyo para lo que
necesitéis.
Y antes de cerrar con
las buenas noches, y al igual que hemos querido que vosotros tengáis
un recuerdo del centro de este día tan especial y un detalle de
agradecimiento de vuestros profesores, he querido que lo tengan
también la gran persona que está detrás de todo esto, que es
Petra, y quienes me han acompañado en este estupendo año que hoy se
acaba, Tomás, Ana y Encarni.
María Rey Carmona,
Profesora del Ámbito
de Comunicación (Lengua Castellana y Literatura) y Jefa de Estudios
del Nocturno
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